El dolor de lo que pudo ser

   

Argentina perdió 2 a 0 con Suecia y se quedó sin Mundial. Jugó muy bien gran parte del encuentro, aunque careció de peso ofensivo para dañar a las europeas. El seleccionado se preparó y jugó mejor que en Francia 2019, pero no alcanzó para mejorar en resultados. 

El Mundial anterior, de manera desordenada, sin una idea de un juego y a pura voluntad, Argentina rescató sus dos primeros puntos en la historia. Esta vez, con un proceso distinto, mejor organizado y con un cambio que, en buena parte se dio por la lucha de las jugadoras (Banini al frente), el seleccionado argentino nuevamente se va en primera ronda, pero esta vez dejó la sensación de que el objetivo estaba cerca.

Aunque las jugadoras no tengan nada que reprocharse, ya que dejaron absolutamente todo en la cancha, es innegable que la tristeza de hoy radica en esa oportunidad perdida.

Esa oportunidad no fue obra de la suerte o de meterse todas atrás y jugar al «aguante», como lo hacía Carlos Borrello, fue porque se elaboró un sistema de juego, porque había un plan a ejecutar. El partido debut (Italia) con esa ajustada derrota dolió mucho, y los errores propios, más allá del empate con Sudáfrica, también. O sea, se acumuló el dolor de los partidos anteriores, y para sanar ese dolor hoy, justo contra Suecia, tenía que hacer «el partido perfecto». Argentina hizo un gran juego, pero no alcanzó.

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Foto: Camila Ramenzoni

El partido despedida

Para enfrentar a las nórdicas Germán Portanova encontró en Adriana Sachs una buena reemplazante de la suspendida Miriam Mayorga, pero además modificó el fondo y la mitad de la cancha con el corrimiento de Braun al medio, la salida de Falfán y el ingreso de Julieta Cruz al sector derecho de la defensa, el cambio de Gómez Ares por Benítez y el de Romina Núñez en lugar de Gramaglia.

Los cuatro cambios estuvieron a la altura de las circunstancias, con el punto más alto en Camila Gómez Ares, una jugadora que le dio mucha lucha e intensidad física para cortar y recuperar.

El orden y la concentración del equipo fueron los ejes para no pasarla mal ante un seleccionado superior. Un cabezazo desviado fue la única aproximación de las suecas en el primer tiempo al arco de Vanina Correa. Pero ese primer tiempo dejó como saldo negativo la lesión de Florencia Bonsegundo, una pieza clave para el elenco nacional.

En el comienzo de la segunda etapa Argentina tuvo el mejor pasaje ofensivo del partido, en 15 minutos aparecieron algunas sociedades interesantes con Banini como protagonista. Cuando el partido pedía a gritos una variante de peso ofensivo para jugarse por esa victoria urgente, el DT optó por no tocar nada. Y a los 21 minutos llegó el gol de las europeas.  Desborde por la derecha, centro y gol de la delantera Rebecka Blomqvist.

Portanova se demoró los cambios, un gol abajo ya era demasiado contra un rival de semejante calibre, el entrenador dejó pasar el cuarto de hora y no consideró ser más vertical con Yamila Rodríguez u otra delantera.

A los 25 minutos Chávez reemplazó a la lesionada Cruz y Dalila Ippólito entró por Gómez Ares, mientras que Rodríguez y Lonigro recién ingresaron a los 34 minutos. La entrega de las futbolistas no alcanzó, a esa altura las europeas manejaban la desesperación de las argentinas y para ponerle el broche final llegó el penal. Rubensson lo cambió por gol y todo se terminó.

Crecimiento y autocrítica

Cuando pasen unos días, con la frialdad que tiene que tener la autocrítica luego de un proceso de dos años, el cuerpo técnico deberá encontrar los motivos por el cual no se pudo dar un paso más desde el resultado.

Ahora es tiempo de generar -de la manera más placentera posible- los recambios históricos, de seguir consolidando las inferiores (bases), de darle más calidad a la competencia interna, de federalizar con capacidad de gestión, de brindarles contextos de contención a las jugadoras desde sus inicios, de darle lugar a más entrenadoras, y entre tantas cuestiones a mejorar, que los clubes que tienen fútbol femenino lo traten como el deporte más importante del planeta, y no como un compromiso a cumplir.

Argentina se fue del Mundial luego de dar los primeros pasos en una Liga de jugadoras semiprofesionales, y aunque sigue la cuenta pendiente de ganar (se estuvo más cerca), esta vez ganó en una idea de juego y competitividad (lo que pedían las jugadoras, con Banini a la cabeza), aunque el resultado nos duela en el alma.

En un momento de bronca y tristeza, Banini nos deja estas palabras para un futuro inmediato: «Los clubes tienen que seguir apostando por las chicas. Estamos en un crecimiento y creo que se está notando».

Sudáfrica, la sorpresa

Los boletos a octavos de final por el Grupo G fueron comprados por Suecia (líder) y Sudáfrica (segundo).

Las europeas, ya clasificadas desde la fecha anterior, solamente tenían que asegurar el primer lugar, la gran pelea estaba en el segundo lugar, con Italia, las africanas y Argentina. Y fue Sudáfrica la que se quedó con esa posición al ganarle 3-2 a Italia.

En un resultado cambiante hasta el final, luego de estar empatadas 2 a 2, las Banyana Banyana encontraron el tercer gol en el segundo minuto del tiempo adicional. Las dirigidas por Desiree Ellis hicieron historia al clasificar por primera vez a la segunda ronda del Mundial.

En octavos de final Suecia enfrentará a EEUU y Sudáfrica a Países Bajos.

Fotos: Camila Ramenzoni.

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