El 19 de junio, en el Parque de los Príncipes de París, la Selección Argentina cerraba la fase de grupos del Mundial. En frente estaba Escocia. La albiceleste debía ganar para lograr la clasificación a octavos, pero se encontró con un 3-0 abajo que parecía sepultar todas las esperanzas. El cronómetro marcaba 25′ del segundo tiempo cuando la garra y el talento de las argentinas se encendió para escribir una de las páginas históricas del fútbol femenino nacional.
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