A Juliana la mató la negligencia y el abandono

   

Jugadoras agotadas, empujadas a viajes y competencias imposibles, sin acompañamiento de los clubes pero con la presión de rendir, ganar, generar. La precarización del fútbol femenino en todas sus divisiones venía preparando el terreno para lo que pasó: la muerte evitable de Juliana Gómez.

El sábado el fútbol femenino argentino se vio sacudido por una dolorosa noticia: Juliana Gómez, una joven futbolista de Argentino de Merlo, murió luego de que el auto en el cual se trasladaba junto a otras compañeras volcara en la ruta 9. Las futbolistas venían de disputar un partido frente a Atlético Rafaela, por el torneo de Pimera C de AFA.

«Esto no fue un accidente, esto fue negligencia. Las autoridades de Argentino de Merlo deberían hacerse responsables de la muerte de una jugadora, de apenas 20 años, que iba a representar al club», señalaron de forma contundente en un comunicado las compañeras de Juliana.

¿Cómo puede ser que un equipo que está yendo a otra provincia a representar a su club no lo haga en un micro, con conductores habilitados para eso? ¿En qué cabeza cabe que tengan que viajar más de 500 kilómetros en autos particulares, llegar, jugar, y volver a salir a la ruta? Si una tragedia así no ocurrió antes, es solo por un milagro de vaya a saber qué dios.

«Estamos consternadas por lo sucedido, tenemos otras tres compañeras internadas y en estado de shock», comienza el texto que este lunes difundieron las jugadoras, donde además relataron la situación: «Salimos manejando nuestros propios autos el viernes a las 00:00, llegamos a las 07:30 (todas sin dormir), desayunamos y nos fuimos al Estadio de Rafaela. Nos cambiamos y salimos a jugar, dejando todo como unas guerreras por Argentino de Merlo».

«Al término del partido, nos duchamos y, sin poder descansar, emprendimos el viaje de vuelta a Buenos Aires. Siempre nos exponen, pero si queremos competir esa es la única opción: ir por nuestros propios medios. Viajamos de la misma manera a Rosario para enfrentar a Newell’s. Nadie del club se hizo ni se hace responsable y hoy tenemos que lamentar una trágica muerte», señalaron.

Pero las compañeras de Juliana también apuntaron al accionar de la dirigencia del club luego de la trágica muerte de la joven: «En el entierro estuvimos solas, como siempre, sólo las jugadoras. Esto no fue un accidente, esto fue negligencia. Las autoridades de Argentino de Merlo deberían hacerse responsables de la muerte de una jugadora, de apenas 20 años, que iba a representar al club».

«La soberbia de los dirigentes de Argentino de Merlo, con Martín Brieva a la cabeza, por no querer contratar una combi, mató a Juliana Gómez; las condolencias ya no importan», cierra el comunicado.

¿Cuántas Julianas más?

Lo decimos siempre: el fútbol femenino está en crecimiento y expansión porque cada vez son más y más las mujeres que juegan, que empujan las puertas de los clubes para tener un lugar donde desarrollarse. Pero ese crecimiento no está siendo acompañando por un proyecto serio que baje, en principio, desde de la propia AFA.

Si, con la semiprofesionalización vienen dándose algunos pasos hacia adelante, pero por momentos parecen más intentos aislados, producto de reclamos específicos o de corrección política más que de un plan con bases solidas y objetivos claros para hacer crecer la disciplina.

Y si este tipo de hechos suceden en la órbita de los torneos de AFA, donde hay alguna que otra lupa sobre el accionar, ¿se imaginan lo que pasa en las ligas de las provincias? Nosotras lo sabemos, lo vemos. Las futbolistas deben afrontar casi todos los gastos de la actividad: ropa, movilidad, pagar cuota societaria, etc., etc. Son pocos, muy pocos, los clubes que apoyan con recursos.

Y es a esas mismas futbolistas a las que después se les exige que rindan, que jueguen bien, que demuestren, que generen sus recursos para mantener la actividad. Todo eso a pibas y mujeres que también trabajan, cuidan hijes, familiares, estudian. Es mucho, y no es justo.

Estamos hartas de los clubes y la dirigencia publicando flyers para el 8 de marzo hablando del respeto por nuestros derechos como trabajadoras, de los 3 de junio llenándose la boca con el Ni Una Menos, de la camiseta violeta «por la igualdad de género». No somos estúpidas. Hoy ya no tenemos a Juliana. Su muerte pudo ser evitada, pero no quisieron hacerlo. Que los responsables paguen.