Mónica Santino estuvo en la ciudad y charlamos con ella sobre fútbol, feminismo, actualidad y mucho más.
Por Ileana Manucci
Mónica Santino es ya palabra mayor dentro del fútbol jugado por mujeres en Argentina. Ex jugadora, entrenadora, escritora y gran impulsora de este deporte, Santino está al frente desde hace más de diez años de La Nuestra, un colectivo de fútbol femenino que puso a jugar a las pibas, de todas las edades, de la Villa 31, y con las que ya viajó a jugar a Río de Janeiro (2010), París (2011), México (2012) y Berlín (2015).
Santino estuvo en Santa Fe para participar de “Rodar la palabra. Encuentro de miradas literarias para abrir la cancha”, el cierre de la edición 2018 de “Cortitos y al pie”, este ciclo de talleres organizado por el espacio Surgir, que articula fútbol, literatura y convivencia, y que invita a sus participantes a la reflexión grupal, el intercambio de saberes y sentires, y el abordaje empático de aspectos vinculados con la convivencia pacífica. En este evento estuvo acompañada por Walter Saavedra, relator, periodista deportivo y escritor; Turco Cherep, periodista y escritor; y Kurt Lutman, ex jugador de fútbol y escritor.
Durante su jornada en la ciudad, la entrenadora compartió un momento de charla e intercambio con los participantes del taller, que en esta ocasión fueron los juveniles de las inferiores de Unión y Colón que residen en las pensiones de sus respectivos clubes; jóvenes participantes del Programa Nueva Oportunidad del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, que realizan la capacitación en arbitraje de fútbol; y las integrantes de Martas. Fútbol Feminista, quienes le aportaron a esta edición la perspectiva de género.
-¿Cómo fue ese encuentro con los pibes y pibas en este contexto de fútbol y literatura?
-Fue increíble, muy potente. Son experiencias poderosas por la manera en que la palabra circula, por la atención que se presta y porque aparecen cuestiones que resultan totalmente alejadas del fútbol convencional, que consumimos, como la manera de hablar del fútbol, el lugar en el que ponemos al juego.
Las y los participantes de «Cortitos y al pie» se reunieron en diversos espacios durante un mes, donde reflexionaron sobre el fútbol, la convivencia, el juego, y volcaron esas experiencias en diversos formatos, entre ellos la escritura. «El aporte de cada uno fue muy bueno», indica Santino. «Los pibes de la pensión, que supuestamente están haciendo una vida que los va a llevar a ser futbolistas, contaron lo que les duele, lo que les preocupa, el desarraigo que muchos viven, y creo que de alguna manera la literatura y estas expresiones futbolísticas pueden correrte para otro lados y salir de esa idea de ‘solo estoy acá para triunfar’, ese fue un eje muy importante».
Este año fue el primero en el cual se incluyó como participantes a un grupo de mujeres. Allí entraron las Martas Fútbol Feminista, este colectivo de mujeres santafesino que sigue los pasos de La Nuestra. «Para nosotras, e incluyo a las Martas acá, es soñado compartir una mesa con compañeros varones que todo el tiempo cuando se dirigían al público decían las futbolistas y los futbolistas. No es algo que suele pasar, empieza a haber conciencia o esas ganas de deconstruirse, ver las cosas de otra manera, creo que es muy importante».
-Una mujer que juega hoy al fútbol no ve en su horizonte de posibilidades el éxito y el dinero, algo que si le ocurre a los varones. En este sentido ¿qué puntos en común encontraron los chicos de las pensiones con las Martas?
–El punto en común es el amor por el juego, el deseo de encontrarte con otros, el compañerismo, lo que significa apoyarte en el otro para levantarte, que el fútbol pueda enseñarte a ser mejor persona; creo que prevaleció eso antes que la idea del jugador millonario que se va a hacer famoso con el fútbol. También es importante que los pibes entiendan que quizás, de todo ese grupo, solo uno o dos van a llegar, y que eso no tiene que ser considerado un fracaso, así como para nosotras no es un fracaso pensar que no vamos a ganar millones con el fútbol.
En un momento en que el fútbol femenino comienza a ganar visibilidad en el país y la demanda de mayor desarrollo para lograr la profesionalización crecen, Santino aporta una mirada diferente: «Personalmente prefiero este momento histórico del fútbol de mujeres y no que se convierta en todo eso. Yo veo en el barrio que así como hay pibes que nacieron para jugar a la pelota también hay pibas que nacieron para eso, que es un arte y que merece tener una remuneración; pero después, a todo lo que te lleva y en lo que se convierte, me parece que denigra el juego. Por eso prefiero vivir intensamente este momento. Se que estoy grande y no se si voy a llegar ver un fútbol de mujeres así, profesional, porque habría que pensar en otras cuestiones sociales, que sea más masivo, que sea un producto de venta, algo que la FIFA ya está viendo. Yo estoy muy orgullosa de lo que está ocurriendo, del lugar en que pusimos al fútbol y al derecho a jugar en la agenda del movimiento de mujeres, y vamos a seguir batallando por eso».
Fútbol y feminismo
Para Mónica el fútbol es un espacio de militancia feminista; un espacio desde donde aportar al empoderamiento de las pibas, desde donde encontrar juntas otras posibilidades de vida, lejos de los estereotipos limitantes que confinan a las niñas y adolescentes a espacios que no contemplan sus deseos, sus ganas de buscar otros proyectos de vida.
-¿Crees que la fuerza que ha tomado el movimiento de mujeres en estos últimos años también está traccionando el crecimiento del fútbol femenino?
-Sin dudas. Recuerdo los encuentros nacionales de mujeres de los años 90, donde era impensado que entren el juego y el fútbol, y ahora venimos del encuentro de Trelew donde hubo un torneo armado en una plaza y al lado un taller de Mujeres y Fútbol, por donde pasaron una cantidad de vivencias, expresiones, dolores y alegrías en el vínculo que las mujeres tenemos con el fútbol. La Selección Argentina va a jugar ahora un repechaje y las redes sociales se están inundando de mujeres convocando a llenar la cancha. Creo que el deporte estaba tan escrito por hombres, tan para varones, que las propias feministas lo desdeñaban, como algo menor, como un juego de 22 boludos, como decían muchas. No es un juego de 22 boludos, es un juego muy importante, jugar es muy importante, y me parece que en este momento histórico, el apoyo del movimiento de mujeres es un espaldarazo que ayuda un montón a todas las que venimos jugando al fútbol desde hace tanto.
En abril de este año, cuando se estaba llevando adelante el debate por la legalización del aborto en el Cámara de Diputados de la Nación, Mónica fue una de las expositoras en las audiencias, pronunciándose a favor de la normativa. Recordando esa intervención, comenta: «Hablar de la despenalización del aborto, desde nuestro lugar de jugadoras de fútbol, es muy importante. Porque se trata de nuestro vínculo con nuestro cuerpo, es el deseo, es lo que queres ser. El cuerpo pensado sólo para ser madre es muy fuerte en los barrios, porque se cree que la única posibilidad de ser mujer es siendo madre; entonces, si vos corres ese eje, a partir del fútbol y del feminismo, se empiezan a pensar muchas otras cosas».
En La Nuestra, hoy, hay más de 100 mujeres de todas las edades. Mujeres con experiencias de vida diversas, lo que hace que las opiniones sobre éste y otros temas, también sean heterogéneas. «En el grupo tenemos pibas con pañuelo verde y pibas con pañuelo celeste», cuenta Mónica. «La maternidad todavía tiene un peso enorme, es esa pata del patriarcado gigantesca que hace que una piba, en esas condiciones de vida, sienta que la maternidad la hace recibirse de mujer y que un hijo es lo propio que se tiene, además hay una red familiar enorme con la que es muy difícil confrontar y el peso de las iglesias, que en los barrios tienen una presencia bastante importante».
-¿Y cómo trabajan eso desde el grupo?
-Lo que hacemos como organización es acompañar a aquellas que deciden ser madres y quieren, y a aquellas que desean abortar. Pero también con el fútbol y el ejercicio del juego intentamos, de alguna manera, corrernos de la idea de que lo único que te convierte en mujer es la maternidad. Es una tarea difícil, compleja, pero al Congreso fuimos con ese convencimiento y trajo muchísima discusión para adentro del grupo, pero son discusiones saludables y necesarias. Se trata de poner la sexualidad, nuestro deseo y nuestro cuerpo por arriba y no dejar que nos engañen con discursos hipócritas, de una falsa moral.
En ese cruce de fútbol y militancia feminista, Mónica y La Nuestra se encontraron con las Martas y con Abriendo la cancha (Córdoba). La vinculación comenzó en 2016, cuando La Nuestra realizó el primer Festival Latinoamericano de Fútbol Femenino y Derechos de las Mujeres. Al año siguiente, las chicas de Córdoba tomar la posta y este año el tercer encuentro se realizará en Santa Fe, los próximos 17, 18 y 19 de noviembre. «Esto habla de la calidad de un movimiento», comenta Mónica. «El fútbol nos aglutina y nos desafía todo el tiempo, entonces que esto tenga carácter de movimiento nos llena de orgullo, nos da felicidad. Queremos armar una Coordinadora Nacional de Fútbol Feminista. Creo que lo vamos a lograr y eso nos va a alentar a que juguemos al fútbol con más conciencia de género».
La Selección y un momento histórico
Faltan pocos días para que la Selección Argentina juegue el partido de ida por el repechaje al Mundial de Francia 2019, frente a Panamá, y la visibilidad que las jugadoras consiguieron a fuerza de paros, reclamos y, también, buenos resultados, obligó a la AFA a prestarles atención y tratarlas como lo que son: deportistas representando al país en el deporte más popular del país. Por eso el partido del próximo jueves 8 se jugará en el estadio de Arsenal y ante 15 mil personas que agotaron las entradas en menos de 12 horas.
-¿Cómo ves el desarrollo actual del fútbol femenino en argentina?
-Esta es una generación que llega bastante empoderada a partir de la experiencia de algunas compañeras que están jugando en Estados Unidos y en Europa, que rompieron el cerco del fútbol de AFA, donde podías tener dos o tres partidos importantes por año y pasaron a otro nivel de entrenamiento, de aprendizaje y de competencia. Como Florencia Bonsegundo, Estefanía Banini, que jugó mucho en Estados Unidos y ahora está España, me parece que es una generación que puede hacer historia y que puede cambiar algunas cosas.
-¿Técnicamente crees que se viene avanzando también?
-Me parece que se juega mejor, y aunque no es bueno hablar antes de los partidos, creo que Argentina le puede ganar a Panamá. Creo que hay que tomar esa experiencia, si se llega a lograr la clasificación, no con la exigencia del ganar o ganar, porque eso es muy complejo, muy difícil y hay selecciones que tienen mucho más recorrido, pero me parece que tiene que ser una experiencia que debería alentar a que el fútbol de mujeres crezca, se desarrolle. Espero que la misma AFA también le ponga otra mirada, que si pierden un partido 6-0 con Alemania no se diga “ven que el fútbol de mujeres no sirve” o “manchan la camiseta”. Me parece que es un momento en el que hay que apostar.
-¿Te gustaría algún día dirigir a la selección?
-Me encantaría que una mujer dirija la selección y que le vaya bien. Yo, en lo personal, lo que quiero es fundar un club. Quiero un club de fútbol de mujeres, que tenga al fútbol de mujeres como primera disciplina y que después haya otros deportes donde mujeres de cualquier edad puedan jugar, porque nos pasa que hacemos deportes a una edad muy temprana y después de adultas la mayoría deja de jugar, el vínculo con lo físico pasa a ser sólo para estar más lindas, para responder a ciertos patrones estéticos. Me gustaría que haya un lugar con equipos de voley o basquet con mujeres de 45 años, y tener también ahí un espacio cultural, social, donde podamos seguir hablando y pensando sobre mujeres y deporte. Me imagino un club que cobije todo eso.
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